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Mostrando las entradas de agosto, 2019

Capítulo 5

En CANDI tenemos un grupo de danza. A la profesora se le ocurrió presentarse en un concurso de la movida joven. A nosotros nos pareció genial. Entonces cuando fuimos a averigüar que se necesitaba nos dijeron que había tope de edad, de 18 a 35 años. Se eligió un grupo de cinco personas en ese rango. Tuvimos una reunión informativa. Iba a ir yo, pero se me complicó y no pude, fue otro representante de la institución. Le dieron toda la información. Le dijeron que la pruba para ver si quedábamos o no, era en la Sala de AGADU, que no es accesible. No podíamos ir. Ensayamos un mes para la prueba. Me parece extraño que no sea accesible, que no haya rampas. Me llama la atención, pero es así. La opción que nos dieron es presentar la prueba con un video. Pero en un video no se puede ver lo que hacemos. A mi me hubiese encantado que viniera uno de los jurados, así apreciaba bien nuestro trabajo, y además veía como está nuestra institución adaptada. Al...

Capitulo 4

La otra noche saliendo de la escuela nocturna, el ómnibus tardó mucho. Cuando por fin llegó, se detuvo y me dijo “sabes que no me funciona la rampa”. Entonces esperé un segundo ómnibus que ni siquiera paró. Mucho rato despúes pasó un tercer ómnibus, pero adelante tenía otro que no permitía silla de ruedas y lo adelantó y no pude pararlo. Cuando por fin pasó un cuarto colectivo apareció la policía cortando la calle, y tuvo que parar. Pero se detuvo casi en la mitad de la calle, y yo no podía llegar, cuando bajara la rampa iba a quedar en el aire. Por suerte el policía lo hizo acercarse. Me fui a subir... y la rampa no funcionaba. No podían bajarla. El tipo se puso de mal humor y comenzó a patearla. “La vas a romper”, le dije. Le empecé a preguntar cosas y noté que no sabía manejarla. “Sos el primer discapacitado que sube y yo nunca había manejado este sistema”, me confesó. “Que te pueda tocar uno de dosientas no importa, tenes que saber usarla, e...

Capítulo 3

El pozo tenía vida propia. Lo que de verdad me precoupaba no era yo a la silla de rudas. EL caso es que lo veía crecer cada vez más y la esquina de mi casa es chica, y la calle cortada. La gente no podía pasar al supermercado y tenian miedo de caer de cabeza adentro de lo que ahora parecía un abismo. Me precupaba que se callera un ñiño, un anciano, una vecina. Si no me paraba allí a vigilar cualquiera que venía caminando mirando para arriba o adelante, o mirando el teléfono. Yo con la silla tenía que estar atento al terreno, pero la gente suele estar distraída. Logré cruzar por un costado, pero me daba vértigo mirar hacia abajo. Habían pueso señales pero nadie las veía. La gente con tal de pasar y llegar rápido, les da igual todo. Llamé el teléfono y logré que viniera un policía de trásnito, pero de noche, cuando más peligroso se ponía el pozo, se iba y se quedaba destapado. El supermercado que queda enfrente también se perjudicó, porque cada vez me...