Capítulo 1
Me faltó el aire al nacer y por eso uso una silla de ruedas
para desplazarme.
Tengo 29 años y soy usuario del Espacio CANDI. Me gusta
pintar, mirar fútbol. Miro demasiado la tele. Trato de mirar de todo. Me gusta
el cine, pero no me gusta mucho salir. No me gusta ver mucha gente junta. La
gente te lleva por delante. La gente tiene la costumbre de ponerse a hablar en
las esquinas y por más que uno le pide permiso, se quedan allí mirándote.
El otro día por ejemplo. Como no me gusta salir, iba a
muchas instituciones, pero en ninguna me sentía cómodo, decidí tomarme un año
sabático, me levantaba a las once de la mañana. Yo vivo con mi padre, en
Montevideo.
Mi padre me insistía en que tenía que salir. Entonces el año
pasado empecé la escuela nocturna. Para eso tenía que tomarme el ómnibus. Ahí
comenzó mi lucha con ellos. Tenían que tener rampa. Una vez subí al 100 y se
quedó sin batería, o no sé con qué lo manejan. Tiene como dos orejas de perro
que se traban en la vereda. El caso es que se les trabó pero lograron hacerme subir.
Una pasajera protestó por la demora y el chofer dijo “La culpa es de este flaco”.
Todos me quedaron mirando. Otro pasajero dijo “no sé por qué me tomé este
ómnibus”, “Si hubiera sabido me hubiera tomado otro”.
Les dije “Yo no tengo la culpa, es la empresa que no tiene
esto en condiciones”. No sé cómo pero lograron bajarme y me tomé otro. Cuando
fui a bajar del segundo también se rompió el elevador y yo dije “¿Será verdad
que soy quién las rompe?”. Pero miré que de bajar y subir los topes juntan
basura y se trancan.
Al final ese día no llegué a la escuela. A la hora de
entrada estaba todavía luchando con los colectivos. Llegué a mi casa las diez.
Pensaba que los pasajeros que me culpaban son el símbolo de
cómo está la sociedad. Todo el mundo piensa en sí mismo y no analiza lo que
pasa.
Que bueno que lo puedas expresar. Hay más egoísmo del que me imaginaba, es una pena, pero tú sigue adelante y que nada te detenga.
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