Capítulo 8
El hijo de mi vecino
es insoportable. Creo que tiene un problema mental por causa del
consumo de drogas.
Cuando consume uno
se da cuenta enseguida. Empieza a escuchar la radio con un
amplificador. La madre, que ya falleció, decía que era músico. Le
tenía una paciencia infinita. Cuando el tipo no consume es simpático
pero cuando se le da por ahí se pone difícil. Además cuando
consume drogas, también consume alcohol. Tiene una puerta de madera
con una mesa, a mi me separa una pared muy fina, entonces se siente
todo. Empieza a golpear las paredes. Sube la música al mango. Yo
tengo el oído muy fino, pasa cualquier cosa y ya lo siento, incluso
más amplificado de lo normal. Mi padre le ha hablado, cuando está
bien y coherente pide disculpas pero el mal momento lo pasás. No
podemos tener visitas porque la gente se asusta.
Ves ese panorama y
pensás que te puede pegar a vos.
El problema es que
cada vez consume más y más seguido.
A mi me gusta mirar
TV. Miro diferentes cosas, estaba mirando el “Bailando”, el
vecino estaba con un grupo de amigos y empezó a subir la música.
Fue mi papá a pedirle que bajara el volúmen.
Le dijo “vos tenés
la tele alta”.
Nosotros cocinabamos
y tomando mate. Mis padres se separaron hace 17 años. Mi padre tiene
60 y se casó ayer. Mi madre vive en otro lado.
El caso es que
mientras cocinamos hablamos de lo que pasó en el día, mi papá
trabaja en una empresa de seguridad, justo empezó la comedia.
Notamos que se estaba caldeando el ambiente. Pero de repente, había
un silencio bárbaro. Entonces golpeó una puerta de madera que va al
pasillo y sonó como una explosión. Cuando me asusto suelo saltar.
Es como un reflejo que no puedo controlar. Con el golpe salté y mi
padre pensó que me había caído. Fue a la casa del vecino otra vez.
A mi padre le salió
el policía de adentro y le dijo: “Son más de las diez, si siguen
los disturbios llamo a la policía”. Entonces el hombre, como
estaba con sus amigos, le quiso pegar, incluso sacó un palo,
entonces mi papá, ya pasado de enojo, llamó a la policía.
La policía demoró.
El tipo enfilaba para mi puerta, como estaba sacado, mi papá le
dijo, “vos no vas a ningún lado”. El tipo no frenó y se tropezó
con mi padre, cayeron por la escalera. El tipo lloraba “se me
rompìeron los dientes”, decía. A la media hora cayó la policía,
entonces me dijo:
“Señor yo no
puedo hacer nada mientras no haya sangre”.
Me dio impotencia
que fuera necesaria la violencia para arreglar una situación así.
Con el tiempo todo
se fue calmando. Ahora está más sociable. A veces incluso es
simpático, aunque no sonríe mucho.
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